La comunicación imposible

Intentos y otros

28 agosto, 2007

Herencia

De mi padre he heredado
unos cuantos vicios,
dos o tres tics nerviosos
y una imposible soledad.

De él he adquirido
la insana costumbre
de morderme las uñas,
el ímpetu sobreprotector
que me enfrentará
irremediablemente a mis
propios hijos
y el necio deseo de escribir
versos
como quien caza lagartijas.

Pero ¿qué puedo hacer
si he heredado esta tosca sonrisa
-que nos hace ver tan iguales-,
este ánimo contemplativo y atribulado
-que nos predispone al infarto
del miocardio-
y este oficio tardo y embustero?

Ciertamente no puedo hacer nada
sólo darme valor
plagiando algunos de sus versos
y amando a mi pequeño hijo
con el estigma inevitable
de éste

nuestro apellido.

D.A.S.B.

18 agosto, 2007

Flores de sakura


El pequeño Mitsuya despierta sobre exaltado una mañana y se dirige rápidamente a la habitación de su padre, quien recién está sacudiendo las sábanas.
- ¡Papá! Dime ¿Qué es el Zen?
El padre, que estaba esperando esa pregunta desde hacía muchos años, se acerca al niño y lo besa. Luego juntos pasan al comedor para tomar desayuno. Al poco rato salen a jugar al jardín y ríen muchísimo persiguiendo las flores de sakura que el viento hace bailar en el aire. Son verdaderamente felices.
Transcurren varios años y Mitsuya conoce el amor; tiempo después nace su primer hijo. Cuando el niño alcanza la temprana edad de seis años, una mañana despierta sobre excitado y dando de trancos ingresa a la habitación de su padre, quien recién se despertaba.
- ¡Papá! Tienes que decirme qué es el Zen.
Mitsuya, que estaba esperando esa pregunta desde hacía muchos años, se acerca a su hijo y le da un beso. Más tarde, en el jardín, contemplan juntos como las flores de sakura tiñen de blanco el universo.
D.A.S.B.

10 agosto, 2007

Fuji

Naku namida
ame to furanamu
watari gawa
mizu masarinaba
kaeri kuru ga ni.

Takamura Ono
Señora,
¿no es verdad que va ligera
por las aguas del río eterno
tan sólo pensando en Nicolás?
Porque sabe
que en esto no caben ofensas:
tus hijas son las que cuidan
del pequeño
y yo las observo.

Señora,
¿no es verdad que va ligera?
Mi hijo hoy la ha mencionado
tratando de coger lo inasible
o por simple gusto
de cantar
su nombre:

Obaa chan
obaa chan
kaeri kuru ga ni.

Sólo gracias.