La comunicación imposible

Intentos y otros

18 enero, 2011

4. Paul Guillén (Ica, 1976)

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Con una profunda preocupación por el oficio poético, Paul Guillén, ha constituido una generosa obra que no solo está marcada por la escritura creativa, sino también, por el comentario y la crítica literaria (además de ser un voluntarioso antologador y difusor de la poesía peruana de todos los tiempos).

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Este espíritu de continuo cuestionamiento del quehacer poético, también se muestra en su poesía, que toma como reflexión central al genio creador. Esta poesis tiene marcados vínculos con “lo oculto”, porque trata de echar por debajo las cuestiones tradicionales del origen mismo de la creación poética: así como no existe una sola creencia y explicación religiosa del origen de la vida, tampoco existe una sola manera de entender el principio poético.

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Este miramiento por lo oscuro se deja sentir –con especial énfasis- en La transformación de los metales (tRpode, 2005), donde los poemas (casi siempre herméticos) abren una conversación soterrada con la interioridad del autor, practicando una poesía implosiva “con un lenguaje arriesgado y denso que oscila permanentemente entre el oscurecimiento y la irradiación” (como dice Carlos López Degregori en la contracarátula del libro).

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Por su parte, Historia secreta (Lustra-Centro Cultural de España, 2008) es una alabanza al amor pasional (siempre vinculado a la poesía), donde palpita, también, un secreto goce por el dolor que genera cuando se pierde: “Ah, la historia secreta, entre su cuerpo cavernoso y el poema, nada encontrarás” (p. 45). Un libro de muy buena factura.

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Aquí algunos poemas de Guillén:

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Prelusión

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Por largo tiempo traté de imitar tus metros y tu estilo

ranas de un sauce que se quiebran y lloran

pero ahora veo que desde tus vestales resurge una esfera plana

y que angelicalmente escuchas una voz muerta y agrietada

es porque has hablado con tus manos y has roto los pergaminos

que encerraban tu sabiduría

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Has preferido encerrarte dentro de una mandrágora

y desde allí decirnos que el tiempo es otro

y que tú también eres ya otro

nosotros venimos a ti para escuchar

la historia que no conocemos

tus palabras suenan líquidas con la lluvia

tus ojos ven sombras que no podemos ver

sólo queremos un guía en este camino

no venimos a salmodiarte como si fueras un dios terrestre

es sólo que escuchamos el llamado y emprendemos una travesía

por los cuatro costados de nuestra herida humana

tu vagina es la herida que queremos sanar con nuestras voces

el pez nos mira distante desde la arena del fondo

y brinda con nosotros por nuestra futurua recua

y espanto

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Ahora,

prosigue a descubrir nuestras formas y colores

es una anunciación del espanto

de vírgenes en vela y del negror de los rostros

ángeles extasiados rondando por los callejones

esta plazoleta no tiene nada de ti

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Acaso hablaré en el vacío de tu rostro

o buscaré tus pasos detrás de tu cabellera de fuego

o haré muchas cosas para encontrarte y no comprenderte

tantos rostros y no poder comprender a ninguna

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La vida es un vidrio desquiciado que nos entrega

sus fragmentos por minutos

y nos hinca los pies

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La sangre sobre el pedrusco del camino

nos indica nuestro sexo

nuestro olor a animales muertos

y la fiebre que vino a rondar al séptimo día

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(de La transformación de los metales)

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Los ahorcados

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A José Pancorvo

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Góngora Gólgota pinta los campos con tus estrellas

Pacen los carpos y amatistan los falderones

La gota de mi abuelo no es el mismo ganglio

Que pende de tu cuello agrietado

Glándulas gladiolan los glaciares

Giróvagas los glaucos edulcorados

Breve estrofa del decir con la garganta

Argéntea línea de la gonorrea

Más gambica que los grandes almanaques

Glaciar de la mente glaucomaza

Entonces la poesía era como glosa

De gibaceo

Gragea de oro líquido inhumana

La poesía era como glándula dispersa

Como una S enroscada a tu garganta

Garfios gluten las cabezas de las ollas

Los ojos bien gnómicos

Una vez más la poesía era azul como la nada

Los cráneos de los desposeídos giraban

En la girándula

Gramíneas alumbran el horizonte

El banquete final de la escollera

Una sopa de sesos bien negra

Satán en el rompeolas deglute los cráneos

& trastorna el paso de los cometas

Todo el cosmos se enrumba hacia otro tridente

Todo el tiempo se agrieta

Cincel negro de la penumbra

La poesía era oscura como virgen

La poesía era oscura

Como línea negra del horizonte

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(de Historia secreta)

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Ningún limbo bajo el sol

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“Tanto te soñé desnuda que he perdido el Sol”

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1.

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El revés de las cosas pierde su realidad y se convierte en un cable pelado, un sol que alumbra las estaciones se detiene en la ficción de lo existente, la luz del día girando en el poema.

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Imagina lo blanco sobre lo blanco, su sombra, su contorno, el perfil de la materia y la trilogía del mar, una galaxia entera fallece entre los restos de tu rostro pétreo.

En el prado: la música, los insectos, las lágrimas caen sobre los pétalos y vomitan sobre un rosal sanguíneo y curvo.

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Tus ojos ven la ebullición de una espina en la córnea, y el poema empieza a sangrar y desfallecer de nuevo. Y en el incendio de esta fiesta pienso y me consumo aguantando el mundo que me aprisiona y me asfixia – no poder arriesgar el seso ni las manos el silencio, si me acompañas una noche por este camino varías que lo obsceno es más negro que mis venas. En este instante no desarmes mis palabras no desarmes mis instancias mis esencias de oro verde.

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La herida estalla como un látigo en el poema, el dolor se acrece en los pantanos, pero tu dolo inasible bajo las formas del absente vive en es boca callada – evocas la combustión del mundo de los planetas ese corazón putrefacto que se quiebra a pedazos gélidos, humana Capital de las dolencias, derruida en el recuerdo y el absurdo.

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Pero tú vuelves al poema.

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No puedo rendirme en conseguir la imagen perfecta debo pronunciar miles de palabras para encontrarte o perseguirte: “y sí, Amor es una bella palabra”. Desde el amor, el poema se niega a seguirme, se aleja cada día más negando la convicción que antes tenía, desde el silencio, se niega en arribar a la otra margen. Ese cable pelado que destila la ponzoña del mundo – nudos que contradicen la armonía de los crepúsculos ¿para qué seguir nombrándote y seguir sufriendo en el poema?

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(de Historia secreta)

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