La comunicación imposible

Intentos y otros

16 febrero, 2010

Dedeálade

Para el Chino, Rosi y los muchachos.
Con todo el amor posible.
Dedeálade 69 poemas
trompa de eustaquio/asaltoalcielo/hipocampo editores.
Lima, 2004

Conocí a Raúl Mendizábal (Piura, 1956) en un viaje entre Lima y Cajamarca en el 2002. Recuerdo, de entonces, la rara sensación que me dejó la calidez con la que conversaba (lo hacía con la cadencia de un buen rock de los setenta) y cómo ello se puede relacionar con sus textos. En esa ocasión hablamos de sus referentes vitales (poesía, mujeres, música y familia), para así encontrar puntos que nos vincularan. De esta manera emprendimos una amistad de mutua admiración.
En ese viaje supe también que tenía un único libro inédito, que había publicado inicialmente en 1995 –ciertamente incompleto- bajo el sello que dirigía su compinche José Antonio Mazzotti, en Filadelfia. Dichos poemas tenían una larga data, considerando que en 1979 el Chino –como le dicen los amigos- gana los Juegos Florales de la Universidad Católica con algunos de esos textos. Se podría decir que de esta manera puso a madurar el libro, por más de veinte años.
Finalmente en el 2004, el Chino logra publicar dichos poemas bajo el nombre de “Dedeálade 69 poemas”, claro… como quería. A pesar de pertenecer a la generación de Eduardo Chirinos y del anteriormente mencionado José Antonio Mazzotti (con quienes codirigió una revista en los ochenta llamada "Trompa de Eustaquio"), su presencia como poeta transcurre fuera de cualquier cálculo temporal: es tan cercano a los poetas del 80, como a los jóvenes del 2000. Un verdadero outsoudier de la poesía peruana.

De Dédalo a Ícaro: Dedeálade

El libro reúne poemas auspiciados por la irreverencia del rock melodioso y duro; textos que economizan la puntuación sin sacrificar el significado y el ritmo, evidentemente influenciados por el exteriorismo nicaragüense y por la poesía de Luis Hernández y William Carlos Williams, que explotan con mucho humor y afán coloquial diversas situaciones domésticas. Así llega a su poesía el lenguaje cotidiano de la calle, la jerga peruana (sobre todo piurana), una respiración entrecortada y, aún, no pocos términos coprolálicos.
En Dedeálade, el sexo aporta una corporalidad animal y juguetona (sin duda –dice el poeta- el idioma más puro, más destacado y perfecto), pero tratado con cuidado, porque no es “sexo en abundancia ni lujuria de cualquier otro tipo”. Esta habilidad, para el Chino, es el experimento ciego de permanencia en el universo, la asolapada aptitud creadora del poeta fuera del verso. En ello cae todo el peso lírico. Recordemos que la referencia metatextual a Dédalo –una referencia grácil que se encuentra solo en el título del libro-, el gran inventor de Atenas, no es gratuita.
En la mayoría de poemas la ternura y el amor son sobre todo una cuestión familiar, donde los hijos pueblan cada palabra, por ejemplo, cuando la madre los toca o cuando el mismo padre los muerde con el afecto e ímpetu de una realidad cálida pero voraz (donde un pequeño corazón late al unísono del alma vieja). Con esta intensidad, el libro se volatiliza y emprende un viaje etéreo. Si nos volcamos nuevamente a la referencia griega, podremos entender dichos poemas como los prudentes consejos de Dédalo a Ícaro. Esa calidad paternal es motor y motivo de todo, incluso de la tonta permanencia en este mundo: el Chino aclara que en la poesía tener un hijo es conservar por lo menos un lector.

La pasión del creador

La poesía de Raúl Mendizábal es la pasión por permanecer en este mundo, con amor y rock, con rock y artesanía (es un artista con muchos años de delicado trabajo en madera), con artesanía y familia. Todas estas son claves de una vida dedicada a repartir virtud y cariño en los seres que ama. Cosas que se entienden cuando uno conversa con él, en cualquier antojada o insubstancial charla, porque ahí nos revela su dulce y blando corazón de durazno: su pasión por la vida.

Diego Alonso Sánchez
Lima, julio 2004 - febrero 2010

09 febrero, 2010


Un ave de mar
aletea entre la bruma
y es el amor
el que desfallece
sobre la arena.
D.A.S.B.