Jorge Eduardo Eielson: 8 de marzo
Ha muerto
sus tersas manos soltaron el papel
y sus dedos volvieron a la tierra
a reunirse con el rocío matutino.
Arde Roma
y en Nápoles los pianos sollozan.
E.S.H.
.
Hace un año murió el poeta de los nudos y los pájaros de papel. Hace un año perdí la esperanza de encontrarlo y decirle que yo también amaba a María porque su saliva era sagrada. Hace un año, irremediablemente, este mundo es torpe y excretable.
En honor a Jorge Eduardo (y su amor por Michael), presento un fragmento del poema que abre su último libro, que llegara a Lima poco después de su muerte:
.
Del absoluto amor
La gente
Está llena de prisa
De cosméticos
De automóviles
De vestidos
Todos dicen
Que el pan con mantequilla
Jamás ha existido
Están seguros
Que su corazón
O su ombligo
No dependen de los astros
Que el amor
Es una enfermedad milenaria
Que ya ha sido curada
Pero siguen creyendo
En una ecuación celeste
Que no existe
Gente que no quiere
A la gente
Porque se viste de flores
O ni siquiera se viste
O viaja demasiado
De un país a otro
De un colchón a otro
Y no tiene prisa
Ni comida
Ni camisa
Ni papeles
Sino piojos
Más cuando Michele
Volvía a la casa
Y abría las ventanas
Todo regresaba a su lugar
Los duraznos y las uvas
A la mesa junto al pan
Al queso fresco y al vino
La casa esa más vieja
Que la más vieja iglesia
Pero a su llegada
Todo parecía nuevo
¿Cómo olvidar su pie desnudo
Entre las hortalizas
El perejil o el tomate maduro?
¿Y la lluvia de almendras
Sobre su espalda dorada
Después del verano?
Él decía siempre
Que en cada lechuga o cebolla
Estaban su orina y su excremento
Y lo decía alegremente
Los llamaba fú-fú-fú
Y todos los animales festejaban
Repitiendo triunfalmente
¡Fú-fú-fú fú-fú-fú fú-fú-fú!
Michele amaba el vino
La muchachas y la tierra
Mas su mejor amiga era el agua
Que le daba todo
Y no le pedía nada
Amaba también la espuma
Del mediterráneo
Su arena blanca y salada
Y el centellante tesoro
Del pescado escondido
En el agua celeste
Decía también que su sangre
Antes o después
Se volvería agua
Porque de agua somos
Y en agua
Nos convertiremos
Por eso
Cuando el goce era más puro
Jugando como un niño
En su playa de siempre
Él veía ya su futuro
Y no le daba miedo
Como decía su madre
Nada lo asustaba
Nada lo ensuciaba
Así cuando llegó
La sangre derramada
El algodón manchado
Las agujas las garzas
Las mascarillas verdes
Y las mascarillas blancas
Las sábanas sucias
Y las sábans limpias
las camas ocupadas
Y las camas vacías
Cuando llegó el momento
De la fiebre
La náusea
La defecación
La orina
Que ya no abonaba nada
Michele el bueno
El amigo de todos
el compañero de juego
Estaba allí
Siempre en su lugar
En su huerta de siempre
Ayudando a los enfermos
Acariciando a los niños
DAndo de comer a los viejos
Arrastrando su alegría
De cama en cama
Y así todos los días
En la habitación repleta
De herméticas ventanas
Que Michele abría siempre
Y todos los enfermos sonreían
Como si de pronto
El dolor no existiera
Como si morir
Fuera desde entonces
Abrir una ventana
Y dejar volar
un pájaro invisible
(...)
(Del absoluto amor y otros poemas sin título)
2 Comentarios:
A la/s 12/3/07 3:42 a. m., sandra dijo...
"¿Cómo olvidar su pie desnudo
Entre las hortalizas"
tus imagenes son tan vívidas como una galería de cuadros llenos de color y energía
A la/s 5/4/07 11:30 p. m., Anónimo dijo...
pucha porquè no lo pusiste ìntegro ? igual gracias
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