Isla de Sado, mausoleo de Juntoku
Después de varios días en el inmenso mar, he descendido en el puerto de Ryotsu, en la isla de Sado, con el deseo de visitar esta región conocida como "la tierra del exilio". Muchos poetas han inmortalizado sus costas gracias a su fama de territorio para el castigo. Así, Zaemi, quien padeciera el destierro en esta cálida isla, ha dicho:
¿Quién puede llamar
efímero al rocío
sin palidecer frente
al litoral de Sado,
inmenso en soledad?
Desde la costa y a media tarde de distancia, yendo por un camino de arriero, se llega al mausoleo de Juntoku, el emperador deshonrado de la guerra de Jokyu. Este lugar es venerado por los ermitaños que hallan en sus piedras la inercia necesaria para la meditación. Luego de rendir los honores obligados, dispongo un tiempo para mis pensamientos. Cuando llega la noche escribo las siguientes líneas:
¿Mi desarraigo
buscará patria
en estas rocas?
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