Sobre la orilla
El viaje hasta Tsuruga fue rápido y apacible. El mar, piadoso con este hyohakusha, ha permitido que toque puerto sin contratiempo.
Abre el vigésimo noveno día del Octavo Mes y los quejidos de las ocas salvajes me dan la bienvenida. Todavía sin luz –y repentinamente perturbado– me encuentro solo y un ardiente temor a perder todo lo andado me embarga: este triste amanecer penetra en mi corazón como un dolor antiguo.
Decido caminar por la playa para mitigar en algo mi pena y me hallo otra vez desolado al rayar el sol. ¡Cuánto sufrimiento y tan poco cuerpo para aguantarlo!
Sentado sobre la arena, el mar penetra en mis pensamientos. Rendido, escribo este poema en un pliegue de mi hakama:
Se retira la ola:
en la orilla
queda mi tristeza.
Abre el vigésimo noveno día del Octavo Mes y los quejidos de las ocas salvajes me dan la bienvenida. Todavía sin luz –y repentinamente perturbado– me encuentro solo y un ardiente temor a perder todo lo andado me embarga: este triste amanecer penetra en mi corazón como un dolor antiguo.
Decido caminar por la playa para mitigar en algo mi pena y me hallo otra vez desolado al rayar el sol. ¡Cuánto sufrimiento y tan poco cuerpo para aguantarlo!
Sentado sobre la arena, el mar penetra en mis pensamientos. Rendido, escribo este poema en un pliegue de mi hakama:
Se retira la ola:
en la orilla
queda mi tristeza.
Por el pequeño sendero interior.
D.A.S.B.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal