Tenue sombra
Temprano veo cómo las olas golpean las rocas con parsimonia y elegancia. El bamboleo de la nave que me transporta va acompañado de una melodía insospechada que nace en alguna parte de la ribera. Avanzamos sin apremio mientras los pocos pasajeros charlan y comparten la merienda. Yo observo la escena sin intervenir, hasta que una graciosa niña me ofrece un onigiri. Acepto complacido y de improviso la niña nos recita lo siguiente:
Mitsue canta al lago
y la barca
baila sorprendida.
Llegamos a la bahía de Otsu con los primeros vientos de la tarde. La dulce niña se despide de mí haciendo reverencias, como si fuera un santo. Sonreímos juntos y decimos adiós.
Sabiendo que en el templo de Gichuji se guardan los restos de Kiso Yoshinaka, pido que me señalen el camino para rendir las devociones pertinentes. La vida es para el guerrero la propia muerte, no por desprecio al hombre sino por amor infinito a él.
En el santuario enciendo osenko y medito hasta el anochecer; al retirarme dejo estos versos al pie de la piedra donde se lee el nombre del combatiente:
El poeta venera
a la tenue sombra.
Idéntica tumba.
Mitsue canta al lago
y la barca
baila sorprendida.
Llegamos a la bahía de Otsu con los primeros vientos de la tarde. La dulce niña se despide de mí haciendo reverencias, como si fuera un santo. Sonreímos juntos y decimos adiós.
Sabiendo que en el templo de Gichuji se guardan los restos de Kiso Yoshinaka, pido que me señalen el camino para rendir las devociones pertinentes. La vida es para el guerrero la propia muerte, no por desprecio al hombre sino por amor infinito a él.
En el santuario enciendo osenko y medito hasta el anochecer; al retirarme dejo estos versos al pie de la piedra donde se lee el nombre del combatiente:
El poeta venera
a la tenue sombra.
Idéntica tumba.
Por el pequeño sendero interior
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