Paciente 164
Así como sucedió en La voz de la manada (Sociedad Elefante, 2002) y en Quién las hojas (Signos, 2006), en su reciente entrega, Paciente 164, el poeta Miguel Ángel Sanz Chung juega con la idea de la personificación. Es decir, en este caso no son los animales o las hojas las que te cuentan sus devenires existenciales, sino -mas bien- un paciente psiquiátrico que ha encontrado en la poesía la manera de exorcizar sus patologías. Así los poemas se vuelven el material propicio para el análisis y el diagnóstico psicológico, como también para la terapia.
En Paciente 164 encontraremos al Sanz Chung vital y vehemente que conocimos en sus dos libros anteriores; así mismo hallaremos también un espejo sutil, uno que no necesariamente brinde un reflejo afín a nuestros apetitos.
Aquí unos poemas, según sección (hacer clic sobre el poema para leer mejor):
En Paciente 164 encontraremos al Sanz Chung vital y vehemente que conocimos en sus dos libros anteriores; así mismo hallaremos también un espejo sutil, uno que no necesariamente brinde un reflejo afín a nuestros apetitos.
Aquí unos poemas, según sección (hacer clic sobre el poema para leer mejor):
Autodestrucción:
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