La comunicación imposible

Intentos y otros

22 diciembre, 2008

Sin metáfora

Cruzando el río eterno en silencio
watari gawa,
watari gawa
.
Hablábamos tan tranquilamente de la muerte
sin ofenderla, así como tú querías,
sin metáfora, conociéndola verdaderamente.
Y ya entonces un cangrejo te devoraba el pecho
esperando sentir un poco de luz
para cortarte con su tenaza.

Al tiempo te fui a ver
y el rictus de tu rostro no dibujaba dolor,
tampoco dejadez, pero ya no estabas:
el desierto de tu pueblo te sepultaba
bajo la zafra de un dios despiadado.

No contuve las lágrimas y pensé en mi hijo
y en cómo ya debía preocuparme por mis entrañas:
mi colon, mis pulmones, mi hígado
o mi páncreas.

Lloré y fui a casa
pero no pude aguantarme las ganas de hablar
sobre la muerte
con la abuela japonesa
(que para entonces tampoco sabía).
Poco dijimos...
y otra vez el cangrejo
y su tenaza
y el rictus en paz
y el osenko al lado del féretro
y a llorar de nuevo, quizás con más pena.

¿Cómo explicar qué es la muerte a mi hijo?
(así de real, sin ninguna estúpida metáfora)

Wata,
cuánto quisiste decirme que la poesía no sabe
de estas cosas

y yo no supe qué responderte.
D.A.S.B.

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