Sociedad Elefante V
Quien raya la tranquilidad
Quien raya la tranquilidad
con su ojo lacero,
al velarse el día,
es el Hechicero
el perezoso buhonero / quien va
viciando sortilegios para menesterosos
sacerdotes peregrinos.
El caballero agnóstico
libre de reino;
el gemido del dragón
que viola la intimidad soberana
de la soberana de sus sueños.
El romántico cortés
que promueve los duelos
por baratijas / el incondicional
a la oscuridad absoluta.
El héroe pagano
que muere y resucita en cada canto;
el verdadero Adivino:
quien lee las barajas
sin equivocarse.
Ceremonia de embarazo
La Luna cae en tu bajo vientre
meciéndose entre tus breves follajes.
La flecha resplandeciente en su reflejo
eterniza el vínculo celeste
pues pasada la portezuela de la vida
todo comienza a ser luz.
Disipa la noche un nuevo ser.
Cambio, renuevo y vuelvo
Cambio noche
Habitación de órbitas
Cuerpo de esferas
Ni mi alma ni mi casco vacío
Las redundancias
Y el infinito sol que lo mata todo.
Dando vueltas
llego
y ahí mismo me marcho
Sin ser expansivo con los sentidos
De profusas páginas escritas
Para que otra vez
cambiante vuelva
Vuelva a las extremidades agotadas
Al planeta solitario
Y a mi negra habitación de quejas.
Renuevo
esta solitaria noche
Donde desnudo bailo
Celebrando todas mis derrotas
Con transparente eyaculación.
Retorna la caída resignada
Que ahuyenta mi imprevisible sombra
Y la devuelve a la ceniza
de los años jóvenes
Ante las vicisitudes de mi muerte.
Esta noche renuevo
Cada estancia de mis huesos
Las siluetas y sonidos
Que mueren en las oscuras cuencas
De tu cuerpo
Penetrando en mi miedo
Ante la sutil sospecha
De que vuelvo, vuelvo, vuelvo.
Ventana de Arica
Véase la playa
cruzando tu naturaleza,
entre tus piernas y por tu boca
apréciese el mar
y la arena.
En tu cuerpo, ojo de gloria,
orilla de recuerdo,
concierto tu voz
esperando la última disputa
entre los peñascos, las gaviotas y
el oscurecer.
Ante la agobiante negativa
vuelve a ser litoral
de orientales minúsculas estrellas
y el fin de tus brozas espesas.
Véase otra vez
tu libídine de sal
sin volver la cara
sin hallar respuesta...
véase la playa, la arena y el mar.
Sociedad Elefante Número 5 (septiembre 2001). Esta es la plaqueta que más me gustó y donde deposité poemas bastante trabajados que incluso hasta el día de hoy me llenan de emoción y orgullo (snif, snif). Valga resaltar el poema “Ventana de Arica”, que marca mi primera propuesta estilística decorosa (creo), y que abandoné poco tiempo después por mis poemas “con hijo”.
Quien raya la tranquilidad
con su ojo lacero,
al velarse el día,
es el Hechicero
el perezoso buhonero / quien va
viciando sortilegios para menesterosos
sacerdotes peregrinos.
El caballero agnóstico
libre de reino;
el gemido del dragón
que viola la intimidad soberana
de la soberana de sus sueños.
El romántico cortés
que promueve los duelos
por baratijas / el incondicional
a la oscuridad absoluta.
El héroe pagano
que muere y resucita en cada canto;
el verdadero Adivino:
quien lee las barajas
sin equivocarse.
Ceremonia de embarazo
La Luna cae en tu bajo vientre
meciéndose entre tus breves follajes.
La flecha resplandeciente en su reflejo
eterniza el vínculo celeste
pues pasada la portezuela de la vida
todo comienza a ser luz.
Disipa la noche un nuevo ser.
Cambio, renuevo y vuelvo
Cambio noche
Habitación de órbitas
Cuerpo de esferas
Ni mi alma ni mi casco vacío
Las redundancias
Y el infinito sol que lo mata todo.
Dando vueltas
llego
y ahí mismo me marcho
Sin ser expansivo con los sentidos
De profusas páginas escritas
Para que otra vez
cambiante vuelva
Vuelva a las extremidades agotadas
Al planeta solitario
Y a mi negra habitación de quejas.
Renuevo
esta solitaria noche
Donde desnudo bailo
Celebrando todas mis derrotas
Con transparente eyaculación.
Retorna la caída resignada
Que ahuyenta mi imprevisible sombra
Y la devuelve a la ceniza
de los años jóvenes
Ante las vicisitudes de mi muerte.
Esta noche renuevo
Cada estancia de mis huesos
Las siluetas y sonidos
Que mueren en las oscuras cuencas
De tu cuerpo
Penetrando en mi miedo
Ante la sutil sospecha
De que vuelvo, vuelvo, vuelvo.
Ventana de Arica
Véase la playa
cruzando tu naturaleza,
entre tus piernas y por tu boca
apréciese el mar
y la arena.
En tu cuerpo, ojo de gloria,
orilla de recuerdo,
concierto tu voz
esperando la última disputa
entre los peñascos, las gaviotas y
el oscurecer.
Ante la agobiante negativa
vuelve a ser litoral
de orientales minúsculas estrellas
y el fin de tus brozas espesas.
Véase otra vez
tu libídine de sal
sin volver la cara
sin hallar respuesta...
véase la playa, la arena y el mar.
Sociedad Elefante Número 5 (septiembre 2001). Esta es la plaqueta que más me gustó y donde deposité poemas bastante trabajados que incluso hasta el día de hoy me llenan de emoción y orgullo (snif, snif). Valga resaltar el poema “Ventana de Arica”, que marca mi primera propuesta estilística decorosa (creo), y que abandoné poco tiempo después por mis poemas “con hijo”.
1 Comentarios:
A la/s 20/1/08 11:41 p. m., Anónimo dijo...
Siendo vieja... lectora de poesía. Habiendo transitado por las letras de varias generaciones de poetas... sigo buscando tercamente identificarme en su creación, buscando que ellos digan lo que por mi centro interno transcurre.
Mil copas y saludos... yo también CAMBIO, RENUEVO Y VUELVO.
Mónica
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