La comunicación imposible

Intentos y otros

14 enero, 2008

Sociedad Elefante

El Grupo de Creación y Publicación Literaria Sociedad Elefante fue fundado en noviembre de 2000 por unos cuantos amigos que creían que la poesía iba a salvar sus vidas. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos entonces vio nacer a este grupo poético -como tantos otros- cumpliendo así con su rancia tradición culturosa. Ese mismo año nació mi hijo (un tantito después) y la poesía tomó cuerpo, haciéndose carne.
El grupo siguió unido hasta finales del año 2002, luego de publicar seis plaquetas (bimestrales) y tres libros compartidos (o bifrontes) que mostraban lo más valioso del trabajo de sus seis integrantes.
En esta oportunidad no hablaré de todos los integrantes, algunos ya mencionados en anteriores posts de esta bitácora. Ahora sólo me limitaré a mostrar el trabajo realizado por este humilde autor (falsa modestia), a manera de celebración poética o masturbación literaria. Los demás autores tendrán sus respectivos desquites onanistas en sus blogs o revistas virtuales particulares (si lo quieren, si lo necesitan).
Los que me conocen, ya saben a qué me refiero. Los que me quieren, sabrán entender porqué hago esto después de tantos años.
Bueno pues, qué sé yo.

Sociedad Elefante I

Ojos de tsunamiQué ola
muere
en cada
parpadeo
con el Sol

Ojos de tsunami

(sueño de Noyuri)


Me gusta ver

Me gusta ver
al cielo
más allá de las seis de la tarde:

Hora de pájaros
olas
y ciempiés

tiempo para esperar al fuego más obscuro
para despertar el apetito

y gemir.


Sociedad Elefante. Número 1 (diciembre 2000). Poemas tanáticos de amor y fervor vital. Reflejo de una temporada límite conmigo mismo y con nadie. Muestra del entusiasmo reproductivo del joven escritor que era. ¿Era?

Sociedad Elefante II

Qué de hacer

Qué
de hacer el amor
para no estar sola,

de estar amurallando la cama
y diseñando esta puerta
a partir de tu llave;

qué
de mi parecer que se pierde
y no regresa.

Yo soy una de esas
de las primeras,
de las que eternamente
sonrojan el labio:

Sí,
haría el amor para no estar
sola.


Sociedad Elefante Número 2 (marzo 2001). Este texto rinde homenaje a las esforzadas fintas de muchas mujeres que querían practicar “poesía del cuerpo” antes de practicar la poesía. Con este poema cierro definitivamente mi primera etapa como escritor “en busca de...”. Que vergüenza.
Ojo, sólo publiqué un poema en este número por "razones políticas".

Sociedad Elefante III

Recuerdo
A Noyuri
Recuerdo
De cuando estábamos
Bajo la lluvia
Tu escarabajo violeta
Y tu seno araña.

Recuerdo
Tu oreja fuerte sobre mi cuello
Y la mirada absoluta
De mis ojos desnudos
Ante la nada
Luminosa
(huevo insípido sobre la mesa).

Recuerdo
La lucha
El miedo
Y uno que otro sueño.


Atlántida

Tu presencia
Atlántida
perdura en toda orilla
de
granos de arena revuelta.

Nada nos sugiere que
te esperemos:

eterna fusión
de tierra y mar

solo

te perdiste.


Esta voz

A Julio,
como a Miguel.
Esta voz parece
un aeroplano,
una corriente amarilla
con hambre universal,
una fotografía
De un espejo
y un sueño que se extiende.

El sonido es mío
Antigua propiedad de la luz;

la belleza de una escalinata
es casi toda violencia.

Mas ahora
ella
centellea,
juega a ser como yo
Y se olvida en el eco.


Sociedad Elefante Número 3 (mayo 2001). Pasu. Estos poemas coquetean con el surrealismo wesphaleano (ojo, entendido por un estudiante de 5to ciclo de literatura de tan solo 20 años). Recuerdo de ese tiempo la vorágine de la soledad: necesitaba un salvavidas urgente. Esta fue la plaqueta más accidentada de todas. Horrible.

Sociedad Elefante IV

Palabras para Mitsuya Nicolás

Seas tú
hijo
legítima Saeta Brillante
del Sur,
aunque reconozca tu nexo
inocente
con el seno y ombligo
de tu madre,
quien es ojo lejano
venido en barco.

Seas tú,
primogénito ideal
para los rumores por venir,
así fuesen
frutas de estación
y sus deleites pajareros.

Sólo tú,

perpetuo
material para la prudencia,

a quien habré de llevar
espejo tras espejo
a la dicha,

reconoces
a este
tu padre

Manos de Sagitario.


A Kike papá

Mi hijo
que ya tiene un hijo
y veinte años,
es poeta;
y lo he ido a escuchar
recitar sus jóvenes
poesías
con la expectativa obscura
de hallar en él
al próximo poeta nacional,
institución para los libros
escolares.

Pero no lo he hallado.

Huyó de mi
al saber que iba a ir
con una libreta en la mano.

Mi hijo
que ya tiene un hijo
y veinte años de poeta
sabe que fui yo
quien lo escribió

en una noche de poesía.


Si fuéramos...

Si fuésemos cuerpos obedientes
y juntos
seríamos más sombra
que la noche desparramada en el suelo:

La expansión delirante
tiene que ver con cualquier
biología.

Insubordinados
emprendemos la mañana
y huimos licenciosos de la intimidad
de los cielos.


She is naked

(Ella está denuda)

Por mis espejuelos
Estoy contigo
Y te imagino zurda
Cuando escapan
Las pulsaciones de mi sangre.

Y eres menuda presencia sobre el lecho
Y también eres desnuda
Herramienta de la salud;

Tú y tu cálido sexo.


Sociedad Elefante Número 4 (julio 2001). Acá empieza mi etapa “intimista familiar” (Jerónimo Pimentel dixit) y, también, culmina de manera bochornosa mi poesía experimental “protosurrealista” (J. P. dixit. ¡Qué cantidad de idioteces puede decir una sola persona en tan pocas líneas!) al fiel estilo de mi compadre José Agustín Haya de la Torre.
Dos poemas para el olvido insondable; ya saben a cuales me refiero.

Sociedad Elefante V

Quien raya la tranquilidad

Quien raya la tranquilidad
con su ojo lacero,
al velarse el día,
es el Hechicero
el perezoso buhonero / quien va
viciando sortilegios para menesterosos
sacerdotes peregrinos.
El caballero agnóstico
libre de reino;
el gemido del dragón
que viola la intimidad soberana
de la soberana de sus sueños.
El romántico cortés
que promueve los duelos
por baratijas / el incondicional
a la oscuridad absoluta.
El héroe pagano
que muere y resucita en cada canto;
el verdadero Adivino:

quien lee las barajas
sin equivocarse.


Ceremonia de embarazo

La Luna cae en tu bajo vientre
meciéndose entre tus breves follajes.

La flecha resplandeciente en su reflejo
eterniza el vínculo celeste

pues pasada la portezuela de la vida
todo comienza a ser luz.

Disipa la noche un nuevo ser.


Cambio, renuevo y vuelvo

Cambio noche
Habitación de órbitas
Cuerpo de esferas
Ni mi alma ni mi casco vacío
Las redundancias
Y el infinito sol que lo mata todo.
Dando vueltas
llego
y ahí mismo me marcho
Sin ser expansivo con los sentidos
De profusas páginas escritas
Para que otra vez
cambiante vuelva
Vuelva a las extremidades agotadas
Al planeta solitario
Y a mi negra habitación de quejas.
Renuevo
esta solitaria noche
Donde desnudo bailo
Celebrando todas mis derrotas
Con transparente eyaculación.
Retorna la caída resignada
Que ahuyenta mi imprevisible sombra
Y la devuelve a la ceniza
de los años jóvenes
Ante las vicisitudes de mi muerte.
Esta noche renuevo
Cada estancia de mis huesos
Las siluetas y sonidos
Que mueren en las oscuras cuencas
De tu cuerpo
Penetrando en mi miedo
Ante la sutil sospecha
De que vuelvo, vuelvo, vuelvo.


Ventana de Arica

Véase la playa
cruzando tu naturaleza,
entre tus piernas y por tu boca
apréciese el mar
y la arena.
En tu cuerpo, ojo de gloria,
orilla de recuerdo,
concierto tu voz
esperando la última disputa
entre los peñascos, las gaviotas y
el oscurecer.
Ante la agobiante negativa
vuelve a ser litoral
de orientales minúsculas estrellas
y el fin de tus brozas espesas.

Véase otra vez
tu libídine de sal
sin volver la cara
sin hallar respuesta...
véase la playa, la arena y el mar.


Sociedad Elefante Número 5 (septiembre 2001). Esta es la plaqueta que más me gustó y donde deposité poemas bastante trabajados que incluso hasta el día de hoy me llenan de emoción y orgullo (snif, snif). Valga resaltar el poema “Ventana de Arica”, que marca mi primera propuesta estilística decorosa (creo), y que abandoné poco tiempo después por mis poemas “con hijo”.

Sociedad Elefante VI

Al pie del monte

Al pie del monte
la brillante barba, la lasciva cabellera
brota
y se figura en bosque de crecida maraña,
de espinos y rosedal,
que trato de asaltar cada mañana.

Las quiméricas divinidades
cultivan sus pretensiones
en aquellos parajes
enrarecidos por la penumbra;
pero yo soy la luz con mis manos,
soy el mortal que no cree,
quien apunta al deseo siempre.
Por ello fugaz, por ello héroe,
cuando esparzo mi dorada saliva
y mi argentado sudor
sobre los cobrizos frutos de la salud
al expandir mis dominios
en la oscuridad de la fronda extendida.

Al pie del monte Sublime,
entre torrentes y bravatas,
también el mundo se derrama.


Godié

Animal que espera y avanza
que arrastra su lujuriosa barba
como su sombra,
como las palabras que lo
alcanzan.
Animal rústico,
navegante lascivo entre las huellas
del sopor,
desbocado murmurador
que exhala pájaros invisibles
en la mañana agreste;
inconsciente parodia de fantasma
que a jactancias aturde
la revolución de su cuerpo,
fingiendo demencia y dolor en la
profusa ramada.

Godié, biología reverberante,
persevera en la búsqueda
del silencio,
entra y sal de la onírica
curva refulgente:
Paralelo al analfabeta turquesa
refleja a la multitud ascética.
Animal inverosímil
con alma esotérica,
animal de descubrimiento
con nombre desconcertante
y disimulado,
reconoce el abatimiento
que anida entre los cabellos
de tu nonada,
de tu belleza asustada.


Persiguiendo la Luna

Es muy extraño eso de perseguir la Luna
A través de la ventanilla del auto,
Para que en cada vuelta de esquina
Sea ella quien te persiga
Respirando y desordenándote la nuca,
Cuando en otra vuelta de esquina
Seamos los dos, par a la par,
Persiguiendo al pájaro bergamota
Que del horizonte despierta.

Qué extraño es eso de perseguir la Luna
En cada quiebre de vida
Ya llegado el día y fugada la sombra.


Asterión

Encuéntrame catorce pasos a la izquierda
Por el laberinto y el pleamar amarillo
Buscando vírgenes y vocablos fugaces
Para maldecir mis abatidos genitales.

Hállame oculto entre los hilos del cosmos
Por todas las variantes y deseos
Buscando la raíz del planeta
En este pobre doble cuerpo.

Encuéntrame esperándote
Entre las advertencias y el desvelo
Para que ninguna de mis noches sea completa
Salvo en la oscurecida marea de mi miedo.


Sociedad Elefante Número 6 (diciembre 2001). El aniversario. De esta última plaqueta debo resaltar dos cosas: la impecable editorial que escribí y la presentación de dos entrañables amigos: Dante Ayllón y Francisco Izquierdo. Aquí mis poemas obedecieron por última vez la “manera elefante” de escribir. No sé si ahora, a la distancia, deba reír o renegar de ese proceso creativo colectivo. Quizás lo más acertado sea dejarlo ahí, libre de etiqueta, para que los amigos que me acompañaron en esa época recuerden, independientemente de los afectos, el valor y la calidad de dichos textos y experiencias. Bueno, todavía no me puedo quitar esa vanidad paquidérmica (que quizás me sepulte en vida), después de tanto bogar en contra de la corriente –y fuera de ella-.
El siguiente paso, el que marcó el fin de esta experiencia grupal, fue la publicación del conjunto de poemas que reuní bajo el título “Mitsuya Nicolás y otros poemas” (diciembre de 2002), que a la postre reconozco como mi primer esfuerzo de armar un proyecto poético serio y a gusto. Ese libro bifronte (dos cabezas o dos libros en un solo cuerpo) lo compartí con mi hermano del alma José Agustín Haya de la Torre. Ahí se acabó Sociedad Elefante.
Todo lo demás guarde honorablemente los varios kilos de polvo que el olvido sabe depositar sobre lo ya vivido.


Diego Alonso Sánchez Barrueto

10 enero, 2008

Ejercicio estival Nº 1

Hay tanto celo en estos centígrados
y en verano los bañistas despreocupados
y las moscas que la muerte envía a recordarte

para seguir buscando el cuerpo
que mitigue el fuego de esta soledad
Es así: he temido siempre al mar y a sus habitaciones
a sus epitafios que alguna vez amé e igual me amaron

y tendría que correr para ventilar
toda la brisa de esta nada
Uno dos tres la vida misma y las frutas de estación
-
pero no logro aprehender eso,
la negación del “yo mismo”-
¿Rey de qué? Rey de la arena y los guijarros
la resolana infame que acude a ti y nunca es nada
¿cuanto más durará esto?
Sin más que tus muslos dorados como Cristo sobre
el agua.


D.A.S.B. / Dante Ayllón
Chorrillos, 2 de enero 2008